"En lugar de que la colectividad, aspirando hacia los ejemplares, mejorase en cada generación de hombre español, lo ha ido desmedrando, y fue cada día más tosco, menos alerta, dueño de menores energías, entusiasmo y arrestos, hasta llegar a una pavorosa desvitalización. La rebelión sentimental de las masas, el odio a los mejores, la escasez de éstos -he ahí la raíz verdadera del gran fracaso hispánico".
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