martes, 30 de diciembre de 2014

De "El Espectador, VIII" (Socialización del hombre, 1916)

"La soledad tiene algo de herrero trascendente que hace a nuestra persona compacta y la repuja. Bajo su tratamiento, el hombre consolida su destino individual y puede salir impunemente a la calle sin contaminarse por completo de lo público, mostrenco, endémico, En el aislamiento se produce de manera automática una criba y discriminación de nuestras ideas, afanes, fervores, y aprendemos los que son de verdad nuestros y los que son anónimos, ambientes, caídos sobre nosotros como la polvareda del camino".

martes, 23 de diciembre de 2014

De "El Espectador, VIII" (Revés de almanaque, 1916)

"Las desdichas son tan sólo meteoritos, que caen sobre la felicidad constitutiva, sustancial, inalterable, de cada astro. Los lamentos sobre los tiempos que corren son un factor de placer, el deleite de la quejumbre, la delicia de llorar. En Hegel hay una entrevisión de esto que no he visto subrayada ni explotada por nadie. Cada época tiene su vida, y la siente como suya, porque en ella, siendo tal y como es, se siente feliz. El error está en creer que la felicidad excluye el dolor y las angustias. Al revés, las incluye, son ingredientes de ella".

¡Feliz Navidad!

martes, 16 de diciembre de 2014

De "El Espectador, VIII" (Revés de almanaque, 1916)

"En arte se vive sólo de las visiones infantiles, del botín que cobraron los ojos nuevos. Alguna vez he dicho que la poesía es niñez fermentada".

martes, 9 de diciembre de 2014

De "El Espectador, VIII" (Revés de almanaque, 1916)

"Tras los deportes ha venido la exageración de los deportes, y contra ésta si hay mucho que decir. Es uno de los vicios, de las enormidades contra la norma de nuestro tiempo, es una de sus falsificaciones.
Está bien alguna dosis de fútbol. Pero ya tanto es intolerable. Y lo mismo digo de los demás deportes físicos. La prueba está en los periódicos, que por su naturaleza misma son el lugar donde más pronto y más claramente se manifiesta lo falso de cada época (un tema que otro día habrá que tratar: el periódico como expresión y fomento de la falsedad de nuestro tiempo y enemigo de su autenticidad. Una de las grandes reformas europeas tiene que ser la de su Prensa. Si no..., al foso). Son ya demasiadas las columnas y las páginas que dedican a ejercicios corporales. Los muchachos no se ocupan con fervor más que de su cuerpo y se están volviendo estúpidos".

martes, 2 de diciembre de 2014

De "El Espectador, VIII" (Revés de almanaque, 1916)

"La deserción de las minorías ha sido doble. Durante el siglo XIX consistió en halagar a las masas. Compárese la actuación política de las generaciones que vivieron durante esa centuria. Más concretamente: compárese con la idea que tuvo de la democracia cada una de ellas. Para la primera es democracia la obligación que el hombre tiene de conquistar y ejercitar los derechos inalienables del hombre. Los políticos de entonces son puritanos. Su doctrina política es a la vez una moral que exige mucho al individuo. Se revuelven contra las maasas, que por definición son inmorales. La segunda generación habla a las muchedumbres de sus derechos, pero no de sus obligaciones. El hombre público pacta con las masas. La tercera generación no se contenta con esto: hostiga las pasiones y la propensión tiránica de las masas, les asegura que tienen todos los derechos y ninguna obligación. A esto llaman dirigir las masas.
Las minorías del siglo XX han desertado de su puesto, no sólo llevando en política al extremo esa faena miserable de la generación anterior, sino tanbién fuera de la política, no sintiendo la urgencia de poner nuevo orden espiritual cuando la crisis sustantiva de la cultura moderna lo reclamaba a gritos.",

martes, 25 de noviembre de 2014

De "El Espectador, VIII" (Revés de almanaque, 1916)

"Dos defectos de nuestra civilización moderna: enseña derechos y no obligaciones; carece de autoctonía; es decir, que consiste en medios y no en actitudes últimas; deja inculto el fondo de la existencia, aquello de la vida del hombre que es lo absoluto o al través de lo cual ésta se hinca en lo absoluto. En este sentido, nuestra civilización es superficial, y aceptarla o no, tomarla todo o sólo una parte, es cuestión de capricho. Por eso con facilidad creciente vemos desentenderse de su decálogo a las gentes, o tomar de éste sólo lo que en cada caso les place".

martes, 18 de noviembre de 2014

De "El Espectador, VII" (Intimidades, 1916)

"Nada cualifica más auténticamente a cada una de las personas que conocemos como la altura de la meta hacia la cual proyecta su vida. La mayor parte rehuye el proyectar, lo cual no es menos proyección. Van a la deriva, sin rumbo propio: han elegido no tener destino aparte y prefieren diluirse en las corrientes colectivas. Otros ponen su vida a metas de escasa altura y no podrá esperarse de ellos sino cosas terre à terre. Pero algunos disparan hacia lo alto su existencia, y esto disciplina automáticamente todos sus actos y ennoblece hasta su régimen cotidiano. El hombre superior no lo es tanto por sus dotes como por sus aspiraciones, si por aspiraciones se entiende el efectivo esfuerzo de ascensión y no el creer que se ha llegado".

martes, 11 de noviembre de 2014

martes, 4 de noviembre de 2014

De "El Espectador, VII" (El silencio, gran brahmán, 1916)

"Es para mí evidente que se vale en la medida del peso de saber concreto que se tenga, en proporción de lo que tenemos que callar. Debe hacernos meditar el hecho de que Dios sea tan silencioso ¡Qué bien guarda su secreto! Tal vez es tan dramáticamente mudo porque sabe demasiado sobre nuestro interior y una sola palabra reveladora de lo que piensa de nosotros nos aniquilaría". 

martes, 28 de octubre de 2014

De "El Espectador, VII" (El origen deportivo del Estado, 1916)

"Lo más necesario es lo superfluo, el que se contenta con responder estrictamente a la necesidad que sobreviene será arrollado por ella; la vida ha triunfado sobre el planeta gracias a que en vez de atenerse a la necesidad la ha inundado, la ha anegado en exuberantes posibilidades, permitiendo que el fracaso de una sirva de puente para la victoria de otra".

martes, 21 de octubre de 2014

De "El Espectador, VII" (El origen deportivo del Estado, 1916)

"El individuo que a lo largo de nuestra vida llegamos a ser es sólo uno de los varios o muchos que pudimos ser y que quedaron sin realizar como bajas lamentables de nuestro ejército interior. Por eso, importa mucho que penetremos en la existencia muy ricos en posibilidades, a fin de que luego la poda fatal que es el destino deje siempre en nosotros potencias invulneradas y robustas. Esta abundancia de posibilidades es el síntoma más característico de la vida pujante, como el utilitarismo, el atenerse a lo estrictamente necesario, al modo del enfermo que ahorra movimientos, es el síntoma de debilidad y de vida menguante. Depende, pues, el acierto en la existencia de la riqueza de posibilidades con que avancemos por ella. Cada golpe que en ella recibamos debe ser sólo un excitante para nuevos ensayos".

martes, 14 de octubre de 2014

De "Meditaciones de El Escorial", 1916

"La amargura nace siempre de la desproporción entre lo que anhelamos y lo que conseguimos".

martes, 7 de octubre de 2014

De "El Espectador, VI" (Sobre el fascismo, 1916)

"Basta que una minoría resuelta se haga dueña del poder público para poder afirmar que la vida política en ese país atraviesa una etapa de grandísima anormalidad".

martes, 30 de septiembre de 2014

De "El Espectador, V" (Vitalidad, alma, espíritu, 1916)

"La tristeza se presenta como una coloración deprimente que va llenando el volumen de nuestra alma; podemos, en un momento, determinar, como en una marea, la altura a que llega: hay tristezas periféricas que no llegan al centro de la persona, hay tristezas profundas que anegan todo nuestro ser. En las primeras, el yo se siente aún intacto: la tristeza está en torno a él, más o memos distante, pero no en él. En las segundas queda sumergido y, como suele decirse, ahogado en angustia".

martes, 23 de septiembre de 2014

martes, 16 de septiembre de 2014

De "El Espectador, V" (Notas del vago estío, 1916)

"Yo creo que se ha perdido el sentido del arte a fuerza de multiplicarlo y abaratarlo. Cuánto mejor considerar el arte como una aventura que sobreviene alguna que otra vez, muy raramente. Por lo pronto es una sorpresa. Vamos por la vida ocupados en nuestros asuntos, y de repente algo nos arrebata, nos saca de nuestro quicio, nos infunde un frenesí, nos arrastra, como el vendaval divino a los profetas, hacia una localidad extramundana. No hay arte sin éxtasis, en el sentido más rigoroso de la palabra, que es estar fuera de sí".

martes, 9 de septiembre de 2014

De "El Espectador, V" (Notas del vago estío, 1916)

"La riqueza no es sino el medio para adquirir lo que se necesita o desea. Parece, pues, el mejor orden que se comience por sentir la necesidad o deseo de una cosa y luego se piense en lograr la cuantía necesaria para su adquisición. Pero el hombre moderno comienza por desear la riqueza, esto es: el puro medio adquisitivo. A este fin aumenta indefinidamente la producción, no por necesitar el producto, sino con el ánimo de obtener aún más riqueza. De donde resulta que el producto, la mercancía, se ha convertido en medio, y el dinero, la riqueza, en fin último".

martes, 2 de septiembre de 2014

De "El Espectador, V" (Notas del vago estío, 1916)

"Es curioso que quien siente menos apetitos vitales y percibe la existencia como una angustia omnímoda, según suele acaecer al hombre moderno, supedita todo a no perder la vida. La moral de la modernidad ha cultivado una arbitraria sensiblería en virtud de la cual todo era preferible a morir: ¿Por qué, si la vida es tan mala? Por otra parte, el valor supremo de la vida -como el valor de la moneda consiste en gastarla- está en perderla a tiempo y con gracia. De otro modo, la vida que no se pone a carta ninguna y meramente se arrastra y prolonga en el vacío de sí misma ¿qué puede valer? ¿Va a ser nuestro ideal la organización del planeta como un inmenso hospital y una gigantesca clínica?"

martes, 26 de agosto de 2014

De "El Espectador, V" (Notas del vago estío, 1916)

"Todo el que ha conocido algún grande hombre se ha sorprendido de hallar que su alma poseía un halo de puerilidad. El progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer, sino, al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor".

martes, 19 de agosto de 2014

De "Estudios filosóficos" (1916)

"Cuando discutimos palabras nos es muy difícil no disputar sobre significaciones. Estos son los tradicionales conceptos de los que habla la vieja lógica. Y como el concepto, a su vez, no es sino la intención mental hacia una cosa, tendremos que las pretendidas disputas de palabras son, en verdad, querellas sobre cosas".

martes, 12 de agosto de 2014

De "Carta a un joven argentino que estudia filosofía" (1916)

"La nueva generación goza de una espléndida dosis de fuerza vital, condición primera de toda empresa histórica, por eso espero en ella. Pero, a la vez, sospecho que carece por completo de disciplina interna -sin la cual la fuerza se desagrega y volatiliza: por eso desconfío de ella. No basta curiosidad para poder ir hacia las cosas; hace falta rigor mental para hacerse dueño de ellas".

martes, 29 de julio de 2014

De "El Quijote en la escuela" (1916)

"El tránsito de la niñez a la madurez significa simplemente un cambio de régimen vital: el alma que antes gravitaba hacia lo deseable, ahora gravita hacia la realidad. Dejad correr un poco el tiempo y veréis que el individuo, ingresando en un tercer régimen, comienza a gravitar hacia algo que ni es real ni puramente imaginario, a saber, hacia el pasado. Es la etapa postrera, es la vejez. ¿Habéis notado la heroica energía que el anciano derrocha para no enterarse de la realidad presente? Desinteresado de ella, desarticulado de ella, libertado de ella, su espíritu, como el heliotropo, experimenta una patética torsion hacia los días solares de su adolescencia".

martes, 22 de julio de 2014

De "El Quijote en la escuela" (1916)

"Los objetos que para el niño vitalmente existen, que le ocupan y preocupan, que fijan su atención, que disparan sus afanes, sus pasiones y sus movimientos, no son los objetos reales, sino los objetos deseables. Podrá ocurrir que a veces un objeto deseable sea además real: sin embargo, al niño le interesará porque es deseable, no porque sea real. Al hombre maduro le acontece lo inverso: le interesa lo real por serlo, aunque no sea deseable".

martes, 15 de julio de 2014

De "El Quijote en la escuela" (1916)

"Hagamos niños perfectos, abstrayendo en la medida posible de que van a ser hombres; eduquemos la infancia como tal, rigiéndola, no por un ideal de hombre ejemplar, sino por un standard de puerilidad. El hombre mejor no es nunca el que fue menos niño, sino al revés: el que al frisar los treinta años encuentra acumulado en su corazón más espléndido tesoro de infancia".

martes, 8 de julio de 2014

De "El Quijote en la escuela" (1916)

"Juzgado desde un punto de vista ampliamente vital, el "especialista" suele producir la impresión de un idiota. Y es que falta en él la potencia fundente y efusiva del arte, que mantiene siempre despierta la fluidez psíquica, azuzándola en todos los sentidos, alerta y vivaz".

martes, 1 de julio de 2014

De "El Quijote en la escuela" (1916)

"El niño debe ser envuelto en una atmósfera de sentimientos audaces y magnánimos, ambiciosos y entusiastas. Un poco de violencia y un poco de dureza convendría también fomentar en él. Por el contrario, deberá apartarse de su derredor cuanto pueda deprimir su confianza en sí mismo y en la vida cósmica, cuanto siembre en su interior suspicacia y le haga presentir lo equívoco de la existencia".

martes, 24 de junio de 2014

De "Los Hermanos Zubiaurre" (1916)

"Cuando el amor llega al extremo de sí mismo, vuelve la cabeza, y al ver su frenesí, sonríe de sí propio: esto es el humor. Un beso que nadie viene a interrumpir muere siempre de una sonrisa germinada en los labios mismos que se entrebesan".

martes, 17 de junio de 2014

De "Ensayos de crítica" (Azorín o primores de lo vulgar), 1916

"Lo heroico de todo héroe radica siempre en un esfuerzo sobrenatural para resistirse al hábito. La acción heroica es, en todo caso, una aspiración a innovar la vida, a enriquecerla con una nueva manera de obrar. Heroísmo es rompimiento con la tradición, con lo habitual, con la costumbre. El héroe no tiene costumbres; su vida entera es una invención incesante".

martes, 10 de junio de 2014

De "Ensayos de crítica" (Azorín o primores de lo vulgar), 1916

"Hay quien dice que nuestra España sin Inquisición es más culta que aquella otra -vestida de negro, febril, cruel- gobernada por la Inquisición. Está bien que un político izquierdista piense así y, mejor aún, que lo diga: con esa falsedad tal vez consiga que los espectros de los que ardieron en los autos de fe voten su candidatura en las próximas elecciones. Pero el que aspire a la verdad no puede afirmar tal cosa. Al contrario, en España es tradicional, inveterado, multisecular, el odio al ejercicio intelectual".

martes, 3 de junio de 2014

De "Ensayos de crítica" (Azorín o primores de lo vulgar), 1916

"El hombre trivial tiene la ventaja de coincidir siempre con su derredor; a cada palabra suya parece aguardar en el aire un hueco recortado a la medida. Lo que piensa y dice es lo que los demás acaban de pensar y decir, o se disponen a pensar y decir".

martes, 27 de mayo de 2014

De "Ensayos de crítica" (Azorín o primores de lo vulgar), 1916

"Decía yo antes que debíamos retener nuestro pasado y fijar bien nuestra aspiración hacia mañana, para que uno y otra, convergiendo en nuestro presente, den a éste plenitud, triple dimensión, grosor, volumen. Cuantas más porciones de nosotros se hallen presentes en nuestro presente, mayor será su realidad. Una decisión tomada en el momento, sin consultar a nuestro yo de ayer y al de mañana, tendrá mucha menos densidad personal, será mucho menos nuestra decisión que la formada con la asistencia y colaboración del resto de nuestra vida".

martes, 20 de mayo de 2014

De "Ensayos de crítica" (Azorín o primores de lo vulgar), 1916

"Pienso que no debería llamarse culto sino al hombre que ha tomado posesión de todo sí mismo. Cultura es fidelidad consigo mismo, una actitud de religioso respeto hacia nuestra propia y personal vida. Decía Goethe que no podía estimar a un hombre que no llevase un diario de sus jornadas. El detalle del diario puede abandonarse; pero reservemos la aguda verdad diamantina que envuelve esa frase. Un ser que desprecia su propia realidad no puede verdaderamente estimar nada ni haber en él nada verdad. Sus ideas, sus actos, sus palabras tendrán sólo una calidad ilusoria: no serán nunca lo que aparentan ser. No por su contenido son reales mi fe y mi duda, sino como trozos de mi vida personal. Un hombre que no cree en sí mismo no puede creer en Dios".

martes, 13 de mayo de 2014

De "Confesiones de El Espectador" (Para la cultura del amor), 1916

"Yo insisto en que debemos aprender a respetar los derechos de la ilusión y a considerarla como uno de los haces propios y esenciales de la vida. Separemos lo real de lo imaginario; pero conservemos ambos mundos y sometamos cada cual a su exclusivo régimen. Nada, pues, de turbios misticismos que nacen de la confusión de las fronteras. Hagamos una física lo más rigorosa que podamos, experimentemos, midamos, cortemos los tejidos con el micrótomo, distendamos los poros de la materia para  ver bien su estructura. Pero no gastemos en eso toda nuestra energía mental: reservemos buena parte de nuestra seriedad para el cultivo del amor, de la amistad, de la metáfora..."

martes, 6 de mayo de 2014

De "Confesiones de El Espectador" (Democracia morbosa), 1916

"Vivimos rodeados de gentes que no se estiman a sí mismas, y casi siempre con razón. Quisieran los tales que a toda prisa fuese decretada la igualdad entre los hombres; la igualdad ante la ley no les basta: ambicionan la declaración de que todos los hombres somos iguales en talento, sensibilidad, delicadeza y altura cordial. Cada día que tarda en realizarse esta irrealizable nivelación es una cruel jornada para esas criaturas resentidas que se saben fatalmente condenadas a formar la plebe moral e intelectual de nuestra especie. Cuando se quedan solas les llegan del propio corazón bocanadas de desdén para sí mismas. Es inútil que por medio de astucias inferiores consigan hacer papeles vistosos en la sociedad. El aparente triunfo social envenena más su interior, revelándoles el equilibrio inestable de su vida, a toda hora amenazada de un justiciero derrumbamiento. Aparecen ante sus ojos como falsificadores de sí mismos, como monederos falsos de trágica especie, donde la moneda defraudada es la persona misma defraudadora.

Ese estado de espíritu, empapado de ácidos corrosivos, se manifiesta tanto más en aquellos oficios donde la ficción de las cualidades ausentes es menos posible. ¿Hay nada tan triste como un escritor, un profesor o un político sin talento, sin finura sensitiva, sin prócer carácter?¿Cómo han de mirar esos hombres, mordidos por el íntimo fracaso, a cuanto cruza ante ellos irradiando perfección y sana estima de sí mismo?

Periodistas, profesores y políticos componen, por tal razón, el Estado Mayor de la envidia que, como dice Quevedo, va tan flaca y amarilla porque muerde y no come. Lo que hoy llamamos opinión pública y democracia no es en gran parte sino la purulenta secreción de esas almas rencorosas".

martes, 29 de abril de 2014

De "Confesiones de El Espectador" (Democracia morbosa), 1916

"Quien se irrita al ver tratados desigualmente a los iguales, pero no se inmuta al ver tratados igualmente a los desiguales no es demócrata, es plebeyo".

martes, 22 de abril de 2014

De "Confesiones de El Espectador" (Democracia morbosa), 1916

"¡Cuántas veces acontece esto! La bondad de una cosa arrebata a los hombres, y puestos a su servicio olvidan fácilmente que hay otras muchas cosas buenas con quienes es forzoso compaginar aquélla, so pena de convertirla en una cosa pésima y funesta. La democracia, como democracia, es decir, estricta y exclusivamente como norma del derecho político, parece una cosa óptima. Pero la democracia en el pensamiento y en el gesto, la democracia en el corazón y en la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad.

Cuanto más reducida sea la esfera de acción propia a una idea, más perturbadora será su influencia si se pretende proyectarla sobre la totalidad de la vida. Imagínese lo que sería un vegetariano en frenesí que aspire a mirar el mundo desde lo alto de su vegetarianismo culinario: en arte censuraría cuanto no fuese el paisaje hortelano; en economía nacional sería eminentemente agrícola; en religión no admitiría sino las arcaicas divinidades cereales; en indumentaria sólo vacilaría entre el cáñamo, el lino y el esparto, y como filósofo se obstinaría en propagar una botánica trascendental. Pues no parece menos absurdo el hombre que, como tantos hoy, se llega a nosotros y nos dice: ¡Yo, ante todo, soy demócrata!

No es lícito ser ante todo demócrata, porque el plano a que la idea democrática se refiere no es un primer plano, no es un "ante todo". La política es un orden instrumental y adjetivo de la vida, una de las muchas cosas que necesitamos atender y perfeccionar para que nuestra vida personal sufra menos fracasos y logre más fácil expansión. Podrá la política, en algún momento agudo, significar la brecha donde debemos movilizar nuestras mejores energías a fin de conquistar o asegurar un vital aumento, pero nunca puede ser normal esa situación".

martes, 15 de abril de 2014

De "Confesiones de El Espectador" (Democracia morbosa), 1916

"En los últimos tiempos ha padecido Europa un grave descenso de la cortesía y coetáneamente hemos llegado en España al imperio indiviso de la descortesía. Nuestra raza valetudinaria se siente halagada cuando alguien la invita a adoptar una postura plebeya, de la misma suerte que el cuerpo enfermo agradece que se le permita tenderse a su sabor. El plebeyismo, triunfante en todo el mundo, tiraniza a España. Y como toda tiranía es insufrible, conviene que vayamos preparando la revolución contra el plebeyismo. el más insufrible de los tiranos".

martes, 8 de abril de 2014

De "Ensayos de crítica" (Ideas sobre Pío Baroja), 1916

"El hombre no puede vivir plenamente si no hay algo capaz de llenar su espíritu hasta el punto de desear morir por ello. ¿Quién no descubre dentro de sí la evidencia de esta paradoja? Lo que no nos incita a morir no nos excita a vivir. Ambos resultados, en apariencia contradictorios, son, en verdad, los dos haces de un mismo estado de espíritu. Sólo nos empuja irresistiblemente hacia la vida lo que por entero inunda nuestra cuenca interior. Renunciar a ello sería para nosotros mayor muerte que con ello fenecer. Por esta razón, yo no he podido sentir nunca hacia los mártires admiración, sino envidia. Es más fácil lleno de fe morir, que exento de ella arrastrarse por la vida.

La muerte regocijada es el síntoma de toda cultura vivaz y completa, donde las ideas tienen eficacia para arrebatar los corazones. Mas hoy estamos rodeados de ideales exangües y como lejanos, faltos de adherencia sobre nuestra individualidad. Las verdades son verdades de cátedra, gaceta y protocolo, que tienen sólo una vigencia oficial, mientras nuestros días y nuestras horas y nuestros minutos marchan por otra vía cargados de deseos, de esperanzas, de ocupaciones sobre las cuales no ha recaído consagración. 

Padecemos una absurda incongruencia entre nuestra sincera intimidad y nuestros ideales. Lo que se nos ha enseñado a estimar más no nos interesa suficientemente, y se nos ha enseñado a despreciar lo que nos interesa más fuertemente".

martes, 1 de abril de 2014

De "Ensayos de crítica" (Ideas sobre Pío Baroja), 1916

"Un hombre que defiende exhuberantemente unas opiniones que en el fondo le traen sin cuidado, es un farsante; un hombre que tiene realmente unas opiniones, pero no las defiende y patentiza, es otro farsante.
Según esto, la verdad del hombre estriba en en la correspondencia exacta entre el gesto y el espíritu, en la perfecta adecuación entre lo externo y lo interno".

martes, 25 de marzo de 2014

De "Ensayos de crítica" (Ideas sobre Pío Baroja), 1916

"La creencia dogmática y fanática en los tópicos dominantes será siempre dueña de la sociedad, y los temperamentos críticos, originales, innovadores, habrán de sufrir ahora y dentro de mil años una temporada de lazareto, que a veces no se acaba sino después de su muerte. La sociedad es el área triunfal del hombre medio, y el hombre medio tiene una psicología de mecanismo tradicionalista. Sobre ella no alcanzan influjo las ideas y las valoraciones hasta que no han cobrado pátina y se presentan como habituales, tras un pasado tras de sí.

Los credos políticos, por ejemplo, son aceptados por el hombre medio no en virtud de un análisis y examen directo de su contenido, sino merced a que se convierten en frases hechas. Y un escritor no empieza a ser "gloria nacional" hasta que no repiten que lo es las gentes incapaces de apreciar y juzgar su obra. El hombre medio piensa, cree y estima precisamente aquello que no se ve obligado a pensar, creer y estimar por sí mismo en esfuerzo original. Tiene el alma hueca, y su única actividad es el eco".

martes, 18 de marzo de 2014

De "Ensayos de crítica" (Ideas sobre Pío Baroja), 1916

"Sea hospitalaria nuestra inteligencia y enseñémosla a gozarse cuando a nuestra puerta llama un extraño, un desconocido, una idea o emoción con que no contábamos. Obra sobre nuestro espíritu un terrible poder de inercia, el cual nos induce a contentarnos con el trozo de vida que nos es habitual. A poco que nos descuidemos, esa propensión estadiza y morosa creará en nosotros la firme convicción de no haber más realidad que la presente ante nuestros ojos. De nada, como de esta inclinación, debe desconfiar quien aspire a hacer de sí mismo un delicado instrumento de humanidad".

martes, 11 de marzo de 2014

De "La vida en torno" (Tres cuadros del vino), 1916

"Las gentes frívolas piensan que el progreso humano consiste en un aumento cuantitativo de las cosas y de las ideas. No, no; el progreso verdadero es la creciente intensidad con que percibimos media docena de misterios cardinales que en la penumbra de la historia laten convulsos comno perennes corazones. Cada siglo, al llegar, trae apercibida una sensibilidad peculiar para algunos de estos grandes problemas, dejando a los otros como olvidados o acercándose a ellos toscamente".

martes, 4 de marzo de 2014

De "El Espectador I" (Cuando no hay alegría), 1916

"Cuando no hay alegría, creemos hacer un atroz descubrimiento. Muy especialmente si la falta de alegría proviene de un dolor físico percibimos con extraña evidencia la línea negra que limita cada ser y lo encierra dentro de sí, sin ventanas hacia afuera, como Leibniz decía, pero sin el infinito que este hombre contento metía dentro de cada uno. Este es el descubrimiento que hacemos por medio del dolor como por medio de un microscopio: la soledad de cada cosa".

martes, 25 de febrero de 2014

De "El Espectador I" (Verdad y perspectiva), 1916

"Situada en su rango de actividad secuundaria, la política o pensamiento de lo útil es una saludable fuerza de que no podemos prescindir. Si se me invita a escoger entre el comerciante y el bohemio, me quedo sin ninguno de los dos. Mas cuando la política se entroniza en la conciencia y preside toda nuestra vida mental, se convierte en un morbo gravísimo. La razón es clara. Mientras tomemos lo útil como útil, nada hay que objetar. Pero si esta preocupación por lo útil llega a constituir el hábito central de nuestra personalidad, cuando se trate de buscar lo verdadero tenderemos a confundirlo con lo útil. Y esto, hacer de la utilidad la verdad, es la definición de la mentira. El imperio de la política es, pues, el imperio de la mentira".

martes, 18 de febrero de 2014

De "Personas, obras, cosas" (Al margen del libro A.M.D.G), 1916

"La risa es la expresión de un alma saludable y elástica, unificada y con sus funciones íntegras. Si esto es así, para que un alma fina pueda permitirse el lujo de reír necesita creer con fe profunda estas tres cosas: que hay una ciencia merecedora de tal nombre, que hay una moral que no es una ridiculez, que el arte existe".

martes, 11 de febrero de 2014

De "Personas, obras, cosas" (Viaje de España), 1916

"Como fueron la tragedia y la comedia expresión genuina de los siglos IV y V en Atenas, y como en el drama conceptuoso da su confesión plenaria nuestro siglo XVII, es la impertinencia el género literario más espontáneo de la época actual. Pero esto necesita algún desarrollo que hoy no me es lícito.
Lo impertinente de la impertinencia no consiste en que alguien mos diga palabras enojosas, sino en que éstas sirven al impertinente como medio de demostrarnos que no existimos para él. La impertinencia es el desdén perfecto, el desdén que anonada al desdeñado y le suprime del mundo de las realidades".

martes, 4 de febrero de 2014

De "Personas, obras, cosas" (Viaje de España), 1916

"Para nosotros lo humano corre peligro de limitarse en los confines de lo español, y lo español, a su vez, se expone a perder todo su sentido si no lo consideramos como un gesto peculiar de lo humano. El yo no adquiere su perfil genuino sin un que lo limite y un nosotros que le sirva de fondo. En las pupilas de los otros hallamos el logaritmo de nuestras virtudes y nuestros vicios. Tropezando con el prójimo aprendemos nuestro puesto en el mundo".

martes, 28 de enero de 2014

De "Personas, obras, cosas" (Shylock), 1916

"Es preciso que trabajemos como si no fuéramos genios, y este pensamiento, que dondequiera es útil, lo es mucho más entre las gentes de España, propensas a no contentarse con menos que con descubrir todos los días el Mediterráneo".

martes, 21 de enero de 2014

De "Personas, obras, cosas" (Shylock), 1916

"No hay, en mi opinión, pedagogía sin clásicos, como no hay iniciación en la virtud sin santos. Todos los hombres han llevado o podido llevar su elemento de colaboración al magno edificio de la cultura; pero ha habido grandes hombres que han aportado el plano, la idea directora de la construcción. El sentido de nuestra vida, menos poderosa y más modesta, ha de ser trabajar dentro del pensamiento de esos hombres, como una rubia abeja se afana en su alvéolo".

martes, 14 de enero de 2014

De "Personas, obras, cosas" (Shylock), 1916

"Nadie me acusará de que sustento una visión individualista de la historia: la evolución humana explicada, según el gusto de Carlyle, como obra pura y exclusiva de unos cuantos grandes hombres, me ha parecido siempre una poética vulgaridad, que sólo puede interesarnos hasta los veinte años; justamente la edad en que se cierra para cada cual la esperanza de ser grande hombre. Luego empezamos a pensar que, sin necesidad de ser grandes hombres, la vida nos propone algunos deberes elevados, algunas actividades superiores que hacen que merezca ser vivida, y entonces nos sentimos inducidos a una concepción más o menos colectivista de la historia".

martes, 7 de enero de 2014

De "Personas, obras, cosas" (La Pedagogía Social como programa político), 1916

"Dios es el cemento último entre los hombres, el aunador, el socializador: es el fondo armonioso del cuadro humano sobre el cual se dibujan las siluetas individuales, ásperas, nerviosas y enemigas: Homines ex natura hostes -solía repetir Spinoza. Tras la antigua alianza del Padre, viene el Hijo, todo temblor y ardor de llamas a instaurar una teología democrática. No quiere nada con los hombres solitarios que se hacen fuertes en el islote calvo de su orgullo, sino que entra en las ciudades y busca en las plazas las aglomeraciones."