martes, 31 de julio de 2012

De "Una polémica" (El Imparcial, 6 de octubre de 1910)

"Si no ponemos algunos libros, algunos hechos, determinadas ocupaciones a distancia ilimitada de los demás libros, hechos y actos, corre gravísimo riesgo la dignidad humana. Sólo porque Platón, Cervantes y San Francisco de Asís vivieron, llegamos a creer que nuestro linaje no es idiota ni egoísta.

Mas un celtíbero considera incompatible con la suya la dignidad del hombre".

martes, 24 de julio de 2012

De "Una polémica" (El Imparcial, 6 de octubre de 1910)

"Yo no concibo la crítica si no parte de un ennoblecimiento, siquiera sea provisional, de lo sometido a la crisis: sólo de esta manera es la crítica un verdadero género literario o científico; es decir, un modo de llegar a bellezas o ideas positivas".

martes, 17 de julio de 2012

De "Sencillas reflexiones (II)" (El Imparcial, 22 de agosto de 1910)

"La manía de ser anti-algo suele aparecer entre los síntomas de una vida mental averiada; la furia  de la mente no es sino la explosión de aquel antagonismo difuso a que tiende su miseria fisiológica. El odio, el afecto negativo no ejerce en él la función de mero vehículo puesto al servicio de la honra herida o de la justicia atropellada: para el loco lo sustantivo es odiar, irritarse, ejercitar su enorme capacidad de antagonismo, sea contra quien sea y por el motivo que sea.

En este prurito de manifestarse anti-algo, el algo nada importa y el anti es todo. Pocas cosas mueven a tan grande melancolía como ésta de ver en un pueblo decadente, donde ninguna conciencia individual posee contenidos precisos y firmes: pugnan los unos por forjarse una personalidad mediante la negación de los otros. Ser enemigo de mi vecino constituye todo mi haber espiritual; pero como mi vecino no es tampoco otra cosa que el enemigo de su vecino, el cual soy yo, resultamos a la postre no siendo nada ni yo ni él.

Hoy por hoy el anticlericalismo no pasa de ser una represalia, una cuestión personal y negativa. Eso no es liberalismo, ni eso es democracia".

martes, 10 de julio de 2012

De "Sencillas reflexiones (I)" (El Imparcial, 22 de agosto de 1910)

"Cuando en un hombre queda arruinada casi totalmente la fisiología, no puede localizar su malestar. Circunscripto a una porción del cuerpo, el malestar es más bien un dolor, es una enfermedad: el malestar difuso, por el contrario, es síntoma de que las fuerzas que luchando con la muerte constituyen la vida, se han ausentado.

Lo propio acaece con el malestar nacional: no está aquí, no está allí, no tiene la culpa del omnímodo decaimiento este hombre ni este grupo ni esta institución particular. Si así fuera, España se habría, al cabo, concentrado en lucha contra ese mal particular, contra ese principio de muerte. Pero lo característico de nuestra vida nacional es que no encontramos al enemigo clara y fijamente condensado en parte alguna. ¿Y cómo luchar con ese enemigo invisible, innmumerable, omnipresente, fugaz, sin nombre ni perfil?  Éste es el horrible síntoma de toda decadencia histórica.

Una decadencia política es una enferemedad localizada que puede combatirse: fue un error militar, un error económico, etcétera. Una decadencia histórica, empero, es el semblante en que exterioriza un pueblo su muerte interior, la gangrena fatal de su substancialidad étnica.

Tengamos una sublime lealtad: declaremos que no podemos señalar con exactitud el lugar de nuestro mal y que, como decía Heine, nos quejamos de dolor de muelas en el corazón. En esta tierra, donde sinceramente somos cada uno enemigo de los demás, nadie encuentra su enemigo particular".

martes, 3 de julio de 2012

De "El lirismo en Montjuich" (El Imparcial, 10 de agosto de 1910)

"Es frecuente que un señor diputado, constreñido a a hablar de un asunto, no se contente con propalar su ignorancia respecto a él, sino que en digresión, en incisos, se adelante a hacer ligeras incursiones en materias de que no se disputa, que no se hallan en el orden de ningún día, y vuelve de ellas cargado con alguna profunda inepcia".