martes, 27 de marzo de 2012

De "La cuestíon moral" (El Imparcial, 27 de agosto de 1908)

"Desde su noble orgullo de teutón virtuoso miraba Fichte a los pueblos románicos ir perdiendo las energías morales y le parecían razas muertas, incapaces de resurgimiento y fecundidad, como cisternas evaporadas en un inmenso desierto arenisco. La cultura es un acto de bondad más que de genio, y sólo hay riqueza en los países donde tres cuartas partes de los ciudadanos cumplen con su obligación".

martes, 20 de marzo de 2012

De "Algunas notas" (Faro, 9 de agosto de 1908)

"Nuestra enfermedad es envaguecimiento, achabacanamiento, y la inmoralidad ambiente no es sino una imprecisión de la voluntad oriunda siempre de la brumosidad intelectual. Ganivet -del cual tengo una opinión muy distinta de la común entre los jóvenes, pero que me callo por no desentonar inútilmente- leyó un librito, muy malo por cierto, de Th. Ribot, a la moda entonces, se entusiasmó y soltó la especie de la abulia española. Ahora bien: de abulia no cabe hablar sino cuando se ha demostrado la normalidad de las funciones representativas. Un pueblo que no es inteligente no tiene ocasión de ser abúlico. Sin ideas precisas, no hay voliciones recias".

martes, 13 de marzo de 2012

De "Algunas notas" (Faro, 9 de agosto de 1908)

"No es decente mantener en el alma compartimentos estancos, sin comunicación unos con otros; los cien problemas que constituyen la visión del mundo tienen que vivir en unidad consciente. Cabe, naturalmente, no tener listo un sistema; pero es obligatorio tratar de formárselo. El sistema es la honradez del pensador. Mi convicción política ha de estar en armonía sintética con mi física y mi teoría del arte".

martes, 6 de marzo de 2012

De "De re politica" (El Imparcial, 31 de julio de 1908)

"La política significa una acción sobre la voluntad indeterminada del pueblo, no sobre sus músculos, una educación, no una imposición. No es dar leyes, es dar ideales y por ideales no se entienda nada vago y doncellil, sino cualquier mejora espiritual o material de la sociedad, desde la libertad de cultos hasta la revisión del arancel, donde acaso parezca más ideal que aquella como más remota y difícil.
De todo esto resulta que el lugar donde menos quehacer políticos puede haber es el Parlamento; allí no debía irse sino a refrendar la organización del espíritu público realizada fuera. Precisamente para esto se inventó el Parlamento: para que pudiera sin peligro hacerse la política fuera de él, fuera del antiguo Consejo despótico. Parlamento es representación, mero reflejo y sombra de la realidad política exterior. El único lugar donde no está un pueblo es aquél en que está su representación".